Que un libro rebase los ochenta
mil ejemplares de venta con un autor novel, es todo un
acontecimiento en Francia, donde acaba de ocurrir con el
premiado por la primera novela El Hijo firmada por
Michel Rostain.
La Sociedad Literaria Goncourt
premia, desde 1903, una novela que se convierte en éxito
de ventas inevitablemente. Y para ampliar su espectro
patrocinador, desde 1990 instituyó el “Prix Goncourt du
Premier Roman”, respaldando así a nuevos autores.
Y este último es el otorgado a
un personaje proveniente del mundo del espectáculo musical
de culto, la ópera, que desde hacía tiempo coqueteaba con
la literatura. En España lo edita La Esfera de los Libros.
Cuando se produce la tragedia de
la muerte de su único hijo con 21 años, todo su mundo se
tambalea y la vida de la familia entra en caos.
Tienen que pasar más de siete
años para poder ofrecer al mundo exterior la evolución del
matrimonio, narrando las peripecias desde la imaginada visión
del hijo desaparecido. Él es quien cuenta todo, desde su
más allá insondable.
Y eso es este libro: el relato
de la descomposición de un mundo más o menos idílico, por
la irrupción de una muerte inesperada, que lleva
inevitablemente a recomponer todos los parámetros de una
pareja desolada.
Los padres de Lion son cultos, se
ocupan de trabajos en el mundo de la música y la
escenografía, son gente reconocida en su ambiente social.
La tragedia los trastorna durante
un tiempo, pero son capaces de superarla y de exponerla en
público, con una historia escrita con temor, pudor y
sufrimiento. De alguna manera exorcizan su pesar, ofreciendo
a los demás un proceso duro y traumatizante, que pueda
servir como una opción para salir de una crisis.
La objeción del morbo por un
asunto así, quizás esté en los lectores necesitados de
autoayudas o en modas manejadas por la mercadotecnia del
mundo editorial.
Pero, como siempre, la última
palabra la tienen los que lean el libro.
Luis Conde Martín
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