martes, 29 de enero de 2013

La poesía arqueológica de Vicente Molina Foix

Por Sonia Castelani

 
Esta vez a Vicente Molina Foix las musas no le han sorprendido escribiendo. En esta ocasión ha sido el propio poeta el que ha salido a buscarlas. Ha sido una ardua tarea, como si de una excavación arqueológica se tratara. Durante unos cinco meses ha tenido que desenterrar papeles y papeles. Revolver, conseguir, releer, revisar, recuperar…y todo en un desorden ordenado fruto de toda una vida coleccionando versos. Y ahí, entre tantas palabras bellas ha encontrado a su musa, a La musa furtiva que la colección Vandalia de la Fundación José Manuel Lara ha llevado ahora al papel.

Se trata de un volumen en el que encontramos la totalidad de la obra poética de Vicente Molina Foix, desde finales de los años sesenta, cuando fue seleccionado como uno de los “Nueve novísimos poetas españoles” de la célebre antología de Josep Maria Castellet, hasta nuestros días, incluyendo poemas del libro que actualmente prepara.

Un trabajo en el que encontramos creaciones de sus poemarios “Los espías del realista” y “Vanas penas de amor” entre otros muchos.



Estos versos han sido todo un descubrimiento para mí. Conservo todos los papeles de mi vida. He descubierto que tenía una gran cantidad de poesía, porque yo no he sido un autor de domingo. Yo que soy un gran lector de poesía, he escrito siempre, aunque he publicado poco y todo lo guardaba, quizá por soberbia. Esto ha sido una operación de reconstrucción del yo poético”, dice el autor.



El autor en la sede del grupo Planeta, en Madrid.
De esta buena costumbre nace ahora este poemario en el que Molina Foix no ha querido incluir las estrofas que escribió en sus primeros coqueteos con la lírica: “Hasta los 15 años fui muy beato. Estuve a punto de hacerme padre jesuita. A esa edad ya escribía poesía, era de temática religiosa pero creo que era horrorosa, por eso he prescindido de ella”, asegura.



Más tarde, cuenta el valenciano que tuvo la suerte de ser escogido como uno de los nueve novísimos y a partir de ahí el éxito se hizo imparable.




Son páginas que nos muestran al Molina Foix menos conocido al que la fama le ha perseguido sobre todo por su faceta de narrador con títulos como “Busto” (Premio Barral 1973), “La comunión de los atletas”, “Los padres viudos” (Premio Azorin 1983), “La quincena soviética” (Premio Herralde 1988) o “El Abrecartas” (Premio Nacional de Narrativa 2007). Narrativa que ha compaginado con la crítica literaria, la traducción y el cine. En 2002 dirigió la cinta “Sagitario” y en 2010 “El dios de madera”.



Todas estas dedicaciones las encontramos de una u otra manera en esta edición tan furtiva como furtivo se define el propio escritor.



Con portada de Carmen Calvo, el prólogo lo ha escrito Candelas Gala. Profesora estadounidense y estudiosa de la obra de Molina Foix que estos días ha viajado a España para acompañar al escritor en la presentación de este trabajo. Gala ha explicado a los periodistas la manera en la que encontró a su “ya amigo Vicente”. Empezó a estudiar su obra cuando ella hacía el doctorado en su país y a partir de ahí no ha podido abandonar estos poemas. De ellos dice Candelas Gala que son una “poesía familiar”, que el lenguaje no se distancia del habla del día a día pero utilizado de una manera creativa y en el que se aprecia una gran influencia de la cultura.



En estos versos encontramos ironía, parodia, humor agridulce, te divierten y te dejan pensativa, Vicente lanza una mirada paródica sobre los discursos totalitarios”. Molina Foix apoya las palabras de Gala cuando se define así mismo: “Yo soy el primer irónico de mí mismo”. Una ironía que cultivó también durante su estancia en Inglaterra que tanta huella ha dejado en su pluma.



Vicente Molina Foix pasó ocho años en este país tras abandonar Elche, su ciudad natal, y posteriormente Madrid donde estudió Filosofía. En Londres se licenció en Historia del Arte y ejerció como profesor de literatura española en Oxford.



Etapas de una musa

Una obra cronológica que se divide en seis partes en la que predomina un análisis de las relaciones de pareja de una forma realista apartándose del romanticismo. De la misma manera el poeta trata la muerte, aunque con distancia y mucho más próximos son sus numerosos poemas de animales. Letras con años de existencia que el vate no ha olvidado: “En toda la antología reconozco mi voz, incluso en los poemas de juventud. Ese Vicente joven no me ha parecido un extraño, aunque me quedo con el Vicente de hoy. Soy un voyeur en el sentido de la curiosidad. Me fijo mucho en todo, soy un paseante de la mirada que luego me sirve mucho a la hora de escribir, porque yo no soy abstracto, soy sensorial”.

Vicente Molina Foix ©Planeta



Un viaje al pasado, a la adolescencia, a sus primeras prosas poéticas irracionales que se detiene en su producción más reciente, en lo que a él le gusta llamar “versos morales”. 45 años de cambios, una “biografía literaria” de la que el autor reconoce haber utilizado la mitad de la producción literaria que conserva.



Algunos de estos poemas están escritos recientemente, datan del pasado año, pero hay otros que Vicente Molina Foix no ha querido incluir en esta recopilación. Inéditos que aparecerán en un nuevo libro en el que trabaja y que espera publicar en uno o dos años.

El autor habla sobre su obra y su trabajo. Para escucharle, hacer clic aquí
Y aquí. 

Fotos: Sonia Castelani y Grupo Planeta. Audios y texto: Sonia Castelani para El Boletín de la Semana.

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