A veces, el pasado no determina el presente, ni siquiera el futuro. Y en esas ocasiones la historia tiene que leerse al revés. Aunque exactamente habría que indicar que no lo marca porque se desconoce gran parte de ese pasado que sucedió y que condujo, irremediablemente, los destinos de una persona. No viene a ser más que el misterioso laberinto del alma humana que se desvela cuando se vive y a la vez se conoce y se reconoce. Es lo que refleja Marifé Santiago Bolaños en “La canción de Ruth” (Editorial Bartleby).
Ha escrito la autora una historia sobre las secuelas de la guerra y sus personajes son hijos de lo que no saben. La Guerra Civil española, el periodo de entreguerras y el Holocausto son los escenarios que enmarcan la vida de una familia que deja en herencia a sus siguientes generaciones un sentido de culpa y humillación que les hace vivir de una determinada manera, según indica la escritora madrileña. Poéticamente narrada, la novela está ambientada en Moscú, Budapest, León, Valencia y Madrid en un tiempo que se alarga entre 1937 y los años 80 y se puebla de los fantasmas del pasado que siguen viviendo en el presente. Esas ciudades, dice Marifé Santiago Bolaños, se convierten en símbolos de los retazos de los que están hechas las personas.
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