Toda una vida es la que le ha dedicado Geoffrey Parker al rey Felipe II, convirtiéndose así en el historiador que más sabe sobre el monarca español y ese trabajo, de 45 años, lo ha plasmado en “Felipe II. La biografía definitiva” publicado por Planeta, una de esas joyas que, a no tardar mucho, será referencia obligada para comprender la historia del Imperio en el que no se ponía el Sol. Cerca de 1500 páginas que permiten al lector saber casi lo que pensaba el rey, hijo de Carlos I de España y V de Alemania, una ascendencia que le pesó sobremanera porque tenía que estar a la altura de un monarca que le había puesto el listón demasiado alto.
En los años 60, siendo alumno de Sir John Elliot, le llegó un reto en forma de pregunta ¿cómo había podido embarcarse España en una guerra que duró 80 años? y eso hizo, averiguar cuál era la respuesta. De ahí a pasar con Felipe II más tiempo que con ningún otro hombre, como bromea el propio Parker, no hubo más que un paso y, hoy, más de cuatro décadas después se plantea incluso “el divorciarme de él”, dice con sentido del humor y de hecho el próximo trabajo en el que está embarcado se centra en los cambios climáticos en el siglo XVII.
El hispanista ya había abordado la figura del rey español en otros libros pero el que acaba de publicar se diferencia de los anteriores porque las fuentes para documentarse son ahora muchas más y de más fácil acceso que años atrás. Ha podido, incluso, llegar a los billetes hológrafos de Felipe II con los recados más variados, desde los que les mandaba a su secretario, sentado en la sala contigua, hasta las decisiones más importantes para el reino. Cuatro son los pilares en los que ha apoyado su nueva investigación, según explica el propio autor. (audio)
Ha escrito el historiador británico la biografía que Felipe II nunca habría querido leer, en la que hay tantas sombras como luces y en la que se reflejan sus triunfos: como la presencia que impuso en las colonias americanas, sobre todo México y Perú, que reclamaban su autonomía y su gran fracaso: la incapacidad de sofocar la revuelta en Flandes, básicamente, por no hacer concesiones en materia religiosa a los holandeses. Su devoción católica y su intolerancia le llevó a tomar la decisión equivocada.
Geoffrey Parker presentó su investigación el pasado martes en El Escorial (Madrid) pero no en el interior del monasterio, la mayor obra del monarca español, por decisión, poco comprensible, de Patrimonio que no permitió que el mejor especialista del mundo en Felipe II se extendiera en sus explicaciones todo lo que estaba previsto, decisión que no alcanzó el trabajo de los fotógrafos gracias a que a alguien se le ocurrió que no hacían nada diferente a lo que hacen los millones de turistas que visitan el recinto: hacer fotografías.
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