Félix J. Palma es un brujo
literario, que convierte en fantasía casi todo lo que toca.
En 2008 ganó el Premio Ateneo de Sevilla en su edición
número cuarenta, con una novela fascinante titulada El
mapa del tiempo, que lo ha consagrado en veinticinco
países, además de España.
Ahora se saca de la manga otro
mapa para lidiar no con el tiempo, sino con el espacio
estelar. Entre mayo de 2010 y julio de 2011 ha pergeñado
para Plaza & Janés una novela de fantasía científica o
de ciencia-ficción como le llaman otros, de setecientas
cuarenta páginas, titulada El mapa del cielo.
Y lo hace enjaretando obras y
autores que a todos nos gustan: Edgar Allan Poe, Jules
Verne, George H. Wells y algunos más, que se las ven y
desean con sus obras emblemáticas formando parte del
argumento. Entran y salen de sus novelas como unos
protagonistas más, por arte de birlibirloque y habilidad
narrativa de este demiurgo, que acaba enredándonos a todos
y ya no sabemos si somos marcianos disimulados viajando en
el tiempo o balleneros en declive, ante el auge de los
yacimientos petrolíferos que sustituyen al aceite de ballena.
Con un ritmo endiablado y
manejando las tramas ajenas como si fueran propias, el autor
reconstruye el mundo de la fantasía aventurera de la
segunda mitad del siglo XIX, para sumergirnos en acciones
sin cuento y situaciones inverosímiles, pero que acaban por
atraparnos sin poderlo evitar.
Los marcianos destruyen Londres,
pero ellos mismos caen fulminados por no advertir que las
bacterias terrestres les son letales. Pero lo apasionante del
relato es ver cómo Poe y Wells participan en la historia
como implicados y se revuelven para cambiar el curso de la
historia.
Un divertimento narrativo preñado
de guiños literarios a los fanáticos de las novelas de
aventuras, que vuelven sin advertirlo a sus años mozos y a
gozar como antaño con sus autores preferidos y las mejores
novelas de todos los tiempos. Una delicia.
Luis Conde Martín
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