jueves, 28 de febrero de 2013

Los Wachowski rinden homenaje al cine en una obra omnipotente

Por Pepe Rodríguez de El placer de la lectura

Omnipotente. El atlas de las nubes hace brillar, gracias al cruce de sus seis tramas, todo lo que la historia del cine ha deparado: drama, comedia, suspense, acción, romanticismo, ciencia ficción, denuncia y aventuras ejecutadas de la manera más sencilla por los tres directores, salvando su complejidad al agrupar temas. De ahí que la lectura del libro de David Mitchell, del mismo título y editado por Duomo, se antoja imprescindible antes o después de presenciarla.

Tom Tykwer y los hermanos Andy y Lana Wachowski han tomado las riendas de esta inmensa y salvaje producción con un resultado ambiguo según el tipo de espectador porque acercarse al cine a ver esta obra, sin ningún conocimiento previo de la misma, es semejante a la sensación de subirse a una montaña rusa pensando que uno se sienta en una mecedora, porque no es lo que se espera de algo así.

El autor dividió el libro en seis tramas; situadas tres en el pasado (1849, 1936 y 1973), una en el presente y dos en futuros alternativos, uno científico y otro postapocalíptico, con una estructura basada en un 1 2 3 4 5 6 5 4 3 2 1. ¿Qué han hecho los guionistas y montadores para ayudar al espectador? Agrupar por temas, dentro de lo posible, los seis argumentos y uno lo nota en los primeros 70 minutos, teniendo en cuenta que la película dura algo menos de tres horas. De esta forma el amor, la denuncia social, el humor, la acción y el resto de temáticas tienen su momento en el largometraje, fundiéndose unas historias con otras.

Puesto que así era exigido originalmente por el libro, los personajes se repiten con los mismos actores en varias historias. La caracterización de mujer blanca de Halle Barry o la de pelirroja de la asiática Bae Doona dejan sin aliento, así como Susan Sarandon luciendo huesecillos de hechicera. No lo es menos el trabajo efectuado con Tom Hanks o Hugh Grant, incluso resulta casi una parodia ver al más malo de todos los malos, Hugo Weaving, haciendo su papel en todas ellas.

La reencarnación, la muerte como puerta a otras vidas, las vidas enlazadas por un antojo en forma de cometa son el hilo conductor de esta historia donde los personajes se buscan, se aman, se odian, se cuidan y se hacen daño casi por instinto. “Nuestra vida no nos pertenece” Todo está conectado.

Un gran homenaje al libro de Mitchell, una película con todo aquello que hace mágico el cine. Casi tres horas de adrenalina, solo teñidas por algunos bostezos, porque aunque le cuesta coger ritmo y levantar el vuelo, después es como les decía: una montaña rusa.

Para El Boletín de la semana

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