miércoles, 15 de diciembre de 2010

Jugando a vivir

No es fácil resumir la novela de Vicenç Pagès “Los jugadores de whist” al igual que no lo es resumir un collage porque si bien es la historia de Jordi, que vive en el garaje de su casa, ocupa horas navegando en internet buscando fotolog's en los que, en cierto modo, plasmar sus fantasías no realizadas y prepara la boda de su hija con un hombre al que no tiene en demasiada consideración, es también la historia de muchos otros personajes que están o han estado presentes en su vida y han visto como ha dejado escapar, una tras otra, las diferentes oportunidades que llamaron a su puerta.




Y tal vez, uno de los elementos más importantes de la novela sea el retrato humano que hace el autor de sus personajes, un estudio exhaustivo que, sin embargo, no impide que cada lector interprete a su manera a cada uno de los protagonistas. ¿Cómo lo consigue? Es una de las claves con las que el autor catalán despierta la atención del lector.

De Jordi, del que habla como si fuera un amigo cercano, dice que “tiene lo que se ha buscado y podría vivir de mejor modo, si hubiera tomado sus decisiones correctas”, en todo caso, motivado por su falta de reacción ante “una vida gris, en una ciudad gris, dentro de una familia gris” asegura Pagès. Y no es sólo un mero análisis de la crisis de los 40, es una reflexión que responde a por qué cada uno llega a un sitio concreto y a la forma de conducir nuestras propias vidas, que no se cimientan en conjunto de deseos sino en una sucesión de experiencias.

“Los jugadores de whist” (JP Editorial) es un relato melancólico, por la añoranza de lo que no llegó, pero vital y divertido, en pasajes que invitan a la risa. Un mosaico y a la vez “una caricatura, un retrato ante un espejo deformante con su parte graciosa, también”, porque, en este punto, dice el autor de sí mismo que “si uno escribe tiene que tener la cortesía de no ser un plomo y aunque la historia no sea divertida hay que intentar darle una perspectiva humorística”.

Tal vez eso explica la sensación que queda tras leer la novela, una historia de lo que pudo ser y todavía está a tiempo de ser, trufada de momentos agridulces, divertidos, trágicos, tristes y esperanzadores. Una historia de la vida cotidiana, la que conforman nuestras formas de relacionarnos con los demás y que nos conducen por caminos diferentes según nos decidamos a tomar uno u otro . La que mejor conocemos.

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