El mundo estaba plagado de tontos que se movían de forma individual, aislados debido a su tontería innata y condenados a una compañía intermitente que acababa cuando se interlocutor descubría el elemento que destacaba en su naturaleza. Pero ahora se han unido, cobijados en la red. No hay foro sin su tonto y hay un tonto para cada foro. Es la auténtica democratización, el súmmum de la igualdad.
Pero la red es mucho más que eso. Son efectos directos e indirectos. Es una huella que se va conformando y que dentro de 50 años, cien, dibujará otro retrato del planeta. Aunque en cierta medida, todo cambiará para que no cambie nada ¿o sí?. Hernán Casciari, reflexiona sobre estos temas, al hilo de su libro “El nuevo paraíso de los tontos” (Plaza Janés).