viernes, 23 de julio de 2010

“El libro que hoy conocemos se quedará como un objeto especial”

Entrevista con Juan González de la Cámara, director de Grammata, creador de los lectores Papyre


Solo ante el peligro. Al libro me refiero. Por un lado tiran de él los editores tradicionales, apelando al placer de acariciar una página, al olor, a su textura, a la belleza sugerente de una portada, a la cuidada maquetación, al objeto en sí mismo. Y por otro, los tecnológos, creadores de eReaders, distribuidores y/o vendedores de ebooks ensalzando la manejabilidad, la posibilidad de conectarse a casi cualquier mundo pulsando una tecla, la capacidad para albergar títulos y más títulos, su personalidad eminentemente práctica.

Y en la segunda opción se encuentra, firmemente posicionado, Juan González de la Cámara, director y alma máter de Grammata, la empresa que comercializa el lector digital español Papyre. Su mente parece ir tan rápida como el mundo en el que se mueve. Su lema es hacia un mundo sin papel. Dejó un trabajo cómodo en Madrid para trabajar a distancia, las tecnologías así lo permiten, en Granada y desde la Andalucía mora sigue de cerca los pasos balbucientes del libro electrónico que debería augurar un verano tecnológico.

Hay industrias que no se mueven, vuelan, y la tecnológica es el máximo exponente. Ayer es el pasado y hoy, a ratos, casi el futuro y así lo percibe González de la Cámara, que explica con tranquilidad qué ha ocurrido con los libros que desde Libranda se dieron a conocer el pasado 15 de julio. Las quejas llegaron a la red, que si no se podían leer, que si había que seguir muchas instrucciones y él cuenta que como con todo lo que tiene que ver con tecnología “hay que tener cargados ciertos programas en el ordenador” o lo que es lo mismo, puedes tener el coche pero sin llave, no arrancas.


¿Y por qué esos problemas?. La piratería, ese mal que acecha, hizo que se blindaran los ebooks mediante un formato concreto, el epub con la protección del DRM. ¿Y eso imposibilitaba la lectura en general?. “No. En el mundo hay tres soportes, el kindle, el ipad y el resto. Por este tercer grupo -dice el creador del Papyre- ha optado la industria editorial española. Pero la piratería ya se ha saltado esa barrera”. Y aquí nuevamente se presentan dos disyuntivas, los eReaders más vendidos en nuestro país se mueven con otras aplicaciones, la citada anteriormente, y el DRM es una provocación para cualquier pirata, como por otro lado ocurre con cualquier avance tecnológico.

“Yo tengo otra visión de la tecnología, no soy editor (es físico de formación, informático por vocación y empresario por sentido común). Sí al formato epub, precios más bajos y otro drm. Imagina un libro personalizado. ¿Quién querría tener en su ordenador un libro que cada vez que lo abre ve que es de otra persona?” elucubra.

Desde 1999 sigue muy de cerca todo lo relacionado con la lectura digital, fundó Grammata en 2004 y tres años después sacaba al mercado el primer dispositivo. “Tenía muy claro -asegura González de la Cámara- que el día que saliera algo tan útil como el papel ahí estaría yo”.

¿Desaparecerá el libro como tal? Ante esta pregunta no duda: “el libro que hoy conocemos se quedará como un objeto especial, que valga por sí mismo no por lo que contenga”. Comenta que el iPad ha dado un salto cualitativo, pero no es el camino que seguirá el libro, “ese dispositivo no sustituirá al papel”, piensa que el soporte será el que haga cambiar la mentalidad del lector. O lo que es lo mismo, el usuario será el que lo demande y no al revés.

De momento, sus Papyre avanzan, son capaces de soportar los formatos epub y Mobipocket, otro de los gigantes. Pero su cabeza también está en el Papyre educativo, “el que contenga lo que necesite un escolar. Quiero que los niños dejen de llevar 14 kilos en sus mochilas para transportar un dispositivo de menos de 500 gramos”. Y en ello anda. De momento, Galicia ha contado con un proyecto piloto. Y con esa asignatura, de momento, van a septiembre.

Merche Rodríguez

Lo que dice el cuerpo

El lenguaje corporal chiva lo que no dice el hablado. Y en ese se fija mucho la Policía, sobre todo en un interrogatorio, ya sea con un testigo dispuesto a colaborar al que traicionan los nervios o un sospechoso del que se pretende obtener la información necesaria que demuestre ante un juez
que ha cometido el delito del que se le acusa. Algo así recuerda, inevitablemente, a las series televisivas que retratan a los agentes buceando en cualquier indicio que les conduzca a una pista fiable.

Y lo que hasta hace bien poco se ocultaba y era casi tema tabú, ahora se dice abiertamente y hasta se publica. Es el caso del libro “Psicología e investigación criminal: el testimonio” de José Ibañez (Editorial Dykinson en colaboración con el Ministerio del Interior).

Las técnicas psicológicas (audio), eso que se llama tener mano izquierda, tendrían que aplicarse en todos los interrogatorios en opinión de Ibañez, miembro de la Guardia Civil y psicólogo, que ha apoyado las tesis de su trabajo en numerosa bibliografía recogida y detallada en las últimas diecisiete páginas del libro. El objetivo principal es el de desmitificar el ocultismo que acompaña a la palabra interrogatorio (audio)

El parpadeo, rascarse, el movimiento involuntario de una mano, el balanceo de la cabeza son las palabras con las que el cuerpo dice lo que la boca no expresa, en muchas ocasiones. Esas son, por ejemplo, las manifestaciones que apreciaría un segundo entrevistador, mudo (audio), en un interrogatorio. Pero también es muy importante la manera de acercarse al ciudadano. El agente, es lo que se persigue, tiene que ser visto como alguien conciliador, dispuesto a ayudar porque su imagen, armado, de uniforme que le confiere per se una seriedad que puede llegar a intimidar, no transmite ese mensaje.

Su autor prepara ya otro trabajo más atractivo si cabe, en el que se relatan algunos casos y cómo se han resuelto esas investigaciones, en ese próximo libro participa una decena de profesionales. Mientras tanto, en este volumen se puede conocer cómo se detecta un engaño o las pruebas y los diferentes test que han pasado agentes en activo con el objetivo de perfeccionarse en su trabajo.

Opiniones muy encontradas


El tema del aborto provoca de todo menos indiferencia. La aprobación, recientemente, de la Ley de salud sexual y reproductiva y de interrupción del embarazo, más conocida como Ley Aido, ha reabierto la polémica y aunque las opiniones, cuantitativamente, no están lo suficientemente encontradas sí lo están cualitativamente. O lo que viene a ser lo mismo, el sector de la población, estimado en menos del 15%, que se opone frontalmente al aborto se hace oír.
Es el caso de Luis Antequera, proveniente del mundo empresarial y estudioso de la historia de las religiones, que acaba de publicar el libro “Derecho a nacer” en la editorial SEPHA. Un volumen que cuenta con la colaboración de 14 autores con otros tantos artículos en los que se repasan 25 años de una ley que siempre ha provocado controversia en un país con cuatro décadas, todavía muy recientes, de fuerte presencia religiosa.
De entrada, este autor se plantea el derecho de la mujer a la práctica del aborto, aduciendo que hay un conflicto entre dos planteamientos: el de la madre y el del feto y propone, a continuación la adopción como alternativa apoyándose en el convencimiento de que el embarazo no deseado, hoy en día, no provoca el rechazo social de años atrás (audio).
Desde la posición del propio Rey, al sancionar esta ley, a la postura de los que se manifiestan en contra de las corridas de toros o los que abogan por salvaguardar la vida del águila real desde el primer momento de la incubación. El libro tira de todo tipo de argumentos para reafirmar las tesis de los contrarios a esta práctica e intentar convencer a los que, abiertamente, apoyan la ley, a la que Luis Antequera califica de incoherente (audio). El autor cree también que la mujer es una víctima más del aborto.
"Derecho a nacer" es un trabajo apoyado en estudios, estadísticas, vivencias personales y leyes, con el que se podrá estar o no de acuerdo, pero que toma partido y nace con la vocación de mantener vivo un debate frente a una ley con la que una parte de la población no está conforme. Algo, casi, personal.