Con voz propia


Las noticias y la verdad
El sarcasmo saludable desde la televisión


Por Luis Conde Martín
El Gran Wyoming lleva varios años ensayando y poniendo en antena televisiva con aciertos y aun con errores, el mismo programa de humor: una parodia feroz sobre los telediarios y demás programas de supuesto carácter informativo. El último, por ahora, ha sido el titulado El intermedio emitido por La Sexta a las 21,30 horas, de lunes a viernes. 

Como termina la temporada y lo aparcan hasta el otoño, ante la posibilidad de que no vuelva si Antena Tres lo desestima, nos parece oportuno romper una lanza en su favor. 

Tras la cabecera del programa, siempre aparece el presentador en mangas de camisa, con sus característicos tirantes y la corbata, pronunciando el eslogan que define lo que se verá a continuación: “Ya conocen las noticias, ahora les contaremos la verdad”.

Y a partir de ahí, se lanzan a comentar los hechos noticiosos, desvelando lo que los demás ocultan o disimulan, ejerciendo así de contrapunto divertido y reflexivo de “los eventos cotidianos que acontecen en la rúa”…



Cuenta el ingenioso presentador con un equipo de colaboradores, que se han ido amoldando a su desfachatez y agudeza, con gran habilidad y lo secundan muy eficazmente. La primera es Sandra Sabatés que sustituyó a Beatriz Montañés, cuando dejó el programa la temporada pasada. Y con ella, Thais Villa, Usun Yoon, Gonzo y Dani Mateo.

Cada uno de ellos tienen asignada una misión determinada, que asumen con descaro y gracia: Comentar las noticias o contextualizarlas, reportear en la calle los acontecimientos, investigar lo que hay detrás de algunos hechos, parodiar las declaraciones inanes o premeditadamente confusas de políticos y personajes significativos y como corresponde un programa así, criticar al Gobierno y a quien se lo merezca, por sus meteduras de pata cotidianas.

El programa cumple con soltura su misión de ofrecer la otra cara de cuanto ocurre y llamar la atención de tantos entuertos que no hay que dejar impunes. Una tarea quijotesca y muy higiénica para los ciudadanos de a pie, que se enfrentan a diario con desmanes y tonterías insoportables, que todos debemos combatir. ¡Ojalá puedan seguir muchas temporadas!...

Los seguimos necesitando.


El fomento de la lectura

Hay profesionales que se dedican a lo que se conoce como fomento de la lectura. Terminología propia del sector editorial, literario y periodístico. Pero el lector no sabe de términos, solo atiende (y hace muy bien) a los que le informan sobre libros nuevos, que pueden ser buenos o no, pueden gustarle o no. Es un mecanismo complejo, en el que trabaja mucha gente en cadena y que comienza en el autor o autora que tiene una idea que pone negro sobre blanco y se transforma en una historia.

Feria del Libro de Madrid, 2008
Cuando ese proceso creativo termina, el libro pasa a otras manos: a las de editores, comerciales, responsables de marketing y comunicación y se pone en marcha un mecanismo en el que el editor revisará el texto para que se presente ante el lector con sus mejores. Trabaja en él con una mirada objetiva y cariñosa (la de los buenos editores, que los hay y muchos).

A partir de ese momento se avanza por dos caminos que discurren en paralelo: el de los comerciales que presentan la novedad al librero, apoyados por el departamento de marketing, un equipo que pone su mente a trabajar para que el libro destaque frente a la mirada escrutadora del potencial lector, y el de los departamentos de comunicación, conocidos como gabinetes de Prensa, que hablan de ello a los periodistas del gremio, los “plumillas” (qué término más viejo, ya), que a su vez se dirigen al lector, espectador u oyente, a través de sus respectivos medios. A partir de ese momento, el libro cobra vida propia, la que le otorga cada una de las personas que lo compra.

Antes de llegar a ese punto, los profesionales que se mueven en el mundo cultureta son siempre conscientes de que ponen el foco sobre un autor concreto, un título concreto, y saben también de la responsabilidad que conlleva. Discúlpeme el lector por escribir hoy sobre personas que no son protagonistas, ni tienen que serlo, son eslabones, intermediarios entre una creación y un destinatario. Hoy solo quería escribir una introducción, que no hubiera sido ésta, al texto de la novelista Paloma González Rubio, el que ha escrito para el blog Náufragos en tiempos ágrafos, despidiendo el trabajo bien hecho del periodista Antón Castro.

¿Es noticia que finalice un programa televisivo dedicado a la Cultura? Para muchos, sí y para otros muchos más, probablemente no. Todo empieza y todo acaba, pero parte de la Red se revolucionó cuando se supo, también por la Red, que el programa llegaba a su fin. Porque aunque Antón Castro siga escribiendo sobre libros desde Heraldo de Aragón, no se acertaba a entender cuál era el motivo para que acabara su espacio Borradores.



Plató de Borradores © Josema Carrasco
No es una noticia que la noticia provoque una avalancha de adhesiones y muchos menos que se escriba sobre ello, como si estuviera condenada de antemano al lenguaje menos formal y más libre de las redes sociales, que escapan al corsé de las normas periodísticas que dicen que una noticia lo es cuando interesa a un gran número de personas por la relevancia del hecho o del personaje que lo protagoniza. A mi entender se cumplen las dos premisas, el destacarlo o no tiene más que ver con un pudor, y un oficio, porque el que los periodistas no podemos ser nunca protagonistas de una noticia.

Pero además hoy se cuela, dolorosamente, otro nombre, el de una periodista que con su buen hacer daba a conocer libros y más libros a los colegas, a los periodistas que informamos sobre novedades editoriales. Elena Figueras Albi “vendía” los libros como nadie, se inventaba mil y una forma de llamar nuestra atención, destacaba de cada uno de los libros que promocionaba cualquier mínimo detalle, y pensaba qué decirle a cada periodista para que entre el maremágnum de novedades editoriales se fijara en el libro del que ella hablaba.

Ni se imagina el lector (ni tiene obligación de ello) la cantidad ingente de libros que semanalmente llegan a las redacciones para darse a conocer, y Elena, dotada de la mayor de las creatividades, conseguía que “su” libro terminara en las manos del periodista y al final, cerraba una entrevista o acordaba una reseña y lo hacía facilitando el trabajo, proporcionando las fotos que después ilustrarían la noticia, poniendo de acuerdo agendas repletas de citas, buscaba el mejor lugar para que periodista y entrevistado se encontraran, les hacía sentir cómodos para que solo se centraran en el nuevo libro. De lo prosaico se ocupaba ella.



Elena, en Londres, durante un viaje de prensa
Encabezaba sus fax, cartas o mails con un: “Querido periodista”, poniendo una respetuosa distancia. Una vez me explicó el motivo y me dijo: “Yo no soy periodista” y no llevaba, razón porque periodista no es el que tiene un título, periodista es el que tiene oficio y ella lo tenía. Sabía transmitir un mensaje, el que un autor había imaginado, sabía comunicar. Si hubiera podido leer este texto hubiera dicho, con su voz fuerte, con desparpajo: “¡Merchita, no escribas fricadas!”.

No nació este blog para informar sobre personas de la Cultura que cambian de trabajo o se van defintivamente, sino para libros que llegan. Pero es que se tiene noticia de ellos por la labor de profesionales que fomentan la lectura y ponen su voz, su imagen y su esfuerzo para que otros lean y lo hacen de forma discreta, es más, no les gusta destacar. Solo que a veces, es necesario que destaquen aunque sea en uno de los millones de blogs que debe haber en la Red, así que: “No te apures, Elena, que la fricada se perderá en un mar de noticias y lo hago en esta pestaña, lejos de la portada, por aquello del pudor...”. Descansa en paz, Elena.

Texto de Paloma González Rubio:

Conocí a Antón Castro el 14 de julio de 2008 en Hotel Kafka, con motivo de la presentación del libro colectivo de relatos La España que te cuento, una edición a cargo de José Ovejero, publicada por Funambulista.
Tengo delante la página de mi ejemplar con las dedicatorias de los participantes en aquel acto: José Ovejero, Luisgé Martín, Mercedes Cebrián y Antón.
Esta página de dedicatorias es en sí una anécdota: provocó un intenso debate entre los presentes acerca de la “dedicación” de cada autor al acto de la firma de ejemplares. El debate fue suscitado precisamente por la intensidad que Antón vuelca en ese brevísimo instante compartido con el lector que queda estampado para siempre.
Esta dedicatoria de Antón (como otras posteriores) es un despliegue de arte y humanidad. Me dibujó un árbol de la palabra y al lado escribió unas frases entrañables, que transmiten lo que él había observado en mí y, como suele suceder con los buenos retratistas, revelan tanto o más del autor que del personaje. Sus palabras descubrían al hombre cálido y generoso que desde ese día he tenido el privilegio de conocer más a fondo.

Si como autor Antón Castro me fascina, hay otra faceta suya que me hipnotiza: la de comunicador.

Antón Castro © Aloma Rodríguez

Adicta a su blog desde hace mucho tiempo, gracias a uno de sus post supe que acudía a Madrid en visita relámpago para presentar a Cees Nooteboom en el Círculo de Bellas Artes. Cambié mis planes para no perderme el acto, del que nació un relato, que comencé con una anécdota que Nooteboom compartió sobre su afición a la jardinería.
Al finalizar esta anécdota, yo escribía:

Nooteboom se había hecho acompañar  por Antón Castro, un virtuoso de la jardinería de la palabra, que cuando traza los contornos de la literatura nos regala sus habilidades de paisajista prodigioso.

El jardinero-escritor Antón me transmite momentos de emoción tan intensa que merecen de por sí un post aparte; el paisajista, el comunicador al que está dedicado este texto, es incomparable. Basta para ilustrar su talla una anécdota que me contaron otros escritores de él: en una de sus visitas a Lima, mantuvo varios encuentros con estudiantes peruanos de literatura. Antón ofrecía un programa completamente abierto, esto es, sesiones a la medida de los intereses de los participantes; los estudiantes proponían sobre el terreno, al inicio de cada encuentro, uno o varios autores sobre cuya obra querían debatir… y Antón conocía y había leído textos de todos los que le mencionaron… Me pregunto quién, en el abarrotado escenario de la literatura contemporánea, podría asumir un reto semejante.

Decía que soy adicta a su blog, pero también lo soy de su Borradores, un programa sobre todas las facetas de la cultura aragonesa (sin olvidar eventos, exposiciones, autores o proyectos del exterior, como reza su presentación en la página oficial), que se ha venido emitiendo los martes en Aragón TV en late night, y que finalizará la próxima semana.

Quien no lo haya visto nunca, tiene aún una oportunidad para disfrutar del Antón paisajista, conocedor de la jardinería de la literatura, de la fotografía y las artes, y anfitrión cercano, atento y sensible a la obra de los jardineros a los que invita a mostrarse.. Borradores emitirá su último programa el 17 de enero, a las 23,55, en Aragón TV y es posible seguirlo en directo por Internet.

Después del martes 17, nos quedará el rastro de su actividad en youtube, a la espera de que tiempos mejores nos devuelvan nuevos contenidos y las palabras de bienvenida de Antón y su expresión atenta y receptiva, que nos da la medida del humanista para el que cada palabra es una aventura irrepetible.


Con voz propia

Protagonista: la Literatura Infantil. Recomendaciones literarias en colaboración con el programa Capital Fin de semana. Radio Intereconomía en el 95.10, los domingos a partir de las 11h.


Colecciones infantiles

El ajedrez

Leyendo tebeos

Los cuentos de la realidad

Los que cuentan cuentos

La ilustración

Cuentos de animales (A Monty y Peluche)

¡A la cocina!

Libros para aprender

La fantasía

Manual para padres

La lectura

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