Territorio LIJ

¿Quién está arriba y quién abajo?

Por Merche Rodríguez

Hay horrores que se olvidan. Pasan a denominarse conflicto, mediatizado por la política que siempre encubre intereses económicos, y se suma a la lista de errores humanos a enmendar. Hace veintisiete años la Marcha Verde dejó a una población a la intemperie y desde entonces el pueblo saharaui se debate entre los que anteponen las reuniones de salón diplomáticas y los que solo ven a un grupo de personas viviendo en una tierra que no es la suya, desprovistos de los mínimos derechos de los que otros gozamos, y convertidos en marionetas de una representación demasiado macabra. El escenario es Tinduf, allí es donde se asientan los campos de refugiados saharuis.




Pero las palabras no bastan. En situaciones así, no. Y mientras se contemplan las carencias básicas como daños colaterales en aras de un diálogo que nunca termina de darse por finalizado, los niños crecen, las madres envejecen y enferman, y el paisaje no cambia. Aunque no es del todo cierto, el paisaje que sigue siendo igual de áspero, se colorea frecuentemente con la visita de colectivos buscando paliar la falta de casi todo en un desierto perdido para gran parte de la población mundial.

No se puede culpar a los que viven bien, ajenos al dolor de extraños, pero sí es casi una obligación dar a conocer iniciativas solidarias como la de Mr. Garamond que acaba de presentar en Madrid su proyecto Arriba y Abajo con algo tan aparentemente liviano como el Fomento de la Lectura en los Campamentos de Refugiados Saharuis. Cubiertas las necesidades básicas que constituyen la alimentación y el techo, escasamente pero cubiertas, la Cultura bien podría ser el Caballo de Troya de la solidaridad.

La estratagema comenzó en 2008 con el proyecto Bubisher, que en el desierto del Sahara es el pájaro que trae la buena suerte. Se consiguió la donación, por parte del Gobierno Vasco, de un camión que se transformó en bibliobús. Ese mismo año se dotó con los 2.000 primeros libros procedentes de donaciones editoriales y echó a rodar, en el sentido más literal de la expresión. La solidaridad, a modo de mancha de aceite, siguió extendiéndose y cuando no era el colectivo Librerías con Huella, era el Ayuntamiento de Málaga o las bibliotecas de Zamora o Mejorada del Campo en Madrid los que ayudaban para rehabilitar la Biblioteca Pública de Smara, ponían en marcha un segundo bibliobús o engrosaban el fondo editorial destinado al pueblo saharui.

Ahora le llega el turno a la división literaria de Mr. Garamond que ha editado el cuento Arriba y Abajo con ilustraciones de Mónica Calvo y que narra la vida diaria de dos niños. Cuando toca levantarse, desayunar, ir al colegio, jugar con los amigos, ayudar en las tareas domésticas, vivir en familia y acabar el día. Ese proceso es igual de indefectible en cualquier rincón del planeta, la diferencia está en el cómo: con más o menos comodidades.

Y bajo el lema 1€=7 adobes, se presenta también en forma de aplicación para el móvil. Los beneficios obtenidos tanto por el libro (9'90€) como por la app (0'89€) irán destinados a la organización Bubisher.

Toda la información se puede encontrar en:






Entrando en la vida


El álbum ilustrado es un cuento, normalmente en un formato más grande que el libro de lectura habitual, que persigue un equilibrio entre el texto y la imagen. Son libros para niños que empiezan a leer, para niños que empiezan a tener contacto con el mundo de las letras o para lectores a los que les gusta echar a volar su imaginación. Son libros cuidados, algunos alcanzan la exquisitez.

Las editoriales que los publican hacen encaje de bolillos entre dos autores que tal vez ni siquiera se conozcan y que trabajan por separado. El uno en la intimidad de su ordenador, dejando que su cabeza hierva de ideas y salpique de letras armoniosas una fría pantalla en blanco y el otro, acogido por sus pinceles, lápices de colores, pliegos de papel, ceras, tubos de óleo. Y el uno sabe del otro por su textos y el otro sabe del uno por sus dibujos. Y si la editora es buena, que suele serlo porque en caso contrario el sello no duraría mucho en el mercado, busca qué ilustrador o ilustradora realzará un buen texto. Y así empieza el viaje.

Me ha llegado el último cuento de Paloma Sánchez Ibarzabal. Sé que cuando abro sus libros encontraré una sorpresa, porque sé que la autora ha emprendido su particular cruzada: superarse en cada trabajo. Le pide a su imaginación, cada vez, un poquito más, y me sigue sorprendiendo que apenas se intuyen los límites porque la magia ha vuelto a surgir.

En su último álbum, Mi primer viaje (publicado por la editorial gallega OQO) hay poesía. Narra valiéndose de las metáforas, de las imágenes que ella crea con sus frases, las sensaciones que tiene que percibir un feto en el vientre de la madre durante el embarazo.

Me llegan del exterior
ecos en un lenguaje de agua.

Así entra el mundo en mi nave:
como un río que me baña en sus historias”

Y no es solo un libro para niños que quieran saber cómo han nacido, aunque no hay ninguna connotación peyorativa en esta afirmación porque los niños pueden ser tan buenos lectores como muchos adultos. A veces, son mejores. Es que su último libro trasciende ese hecho en sí, porque es la historia, la que la autora imagina, que vive un ser humano antes de nacer. Su primera historia y su primer viaje, del que tienen responsabilidad los adultos que lo han creado. Es el primer antes y después de un bebé que todavía no es. Pero también es una metáfora de los cambios, de los giros que da la vida y de los que nos aguarda quién sabe si un momento o nueve meses después.




Y para el primer viaje, el ilustrador Massimiliano di Lauro se pone al servicio de la autora. Me dicen, desde la editorial, que le gustó tanto el texto, que le pareció tan poético, que rebuscó en su imaginación, con absoluta generosidad (como lo hacen todos los buenos ilustradores en un álbum) y creó una composición a modo de collage, combinando hojas de papel y pegando fotografías en los pliegos en los que dibujaba. ¿Será el collage que percibimos antes de nacer? No tenemos recuerdos de esos meses pero sí es así, tuvo que ser un bonito primer viaje.


Portada e ilustración: Massimiliano di Lauro, a través de la editorial OQO.




Un ¡Uy! de cuento¡Uy! es la sílaba que se le escapa a un niño cuando ha hecho algo que no tenía que hacer. También a un adulto, pero su entonación es otra. En un niño anuncia desde alguna trastada divertida hasta un problema que no estaba previsto pero si la sílaba se repite, es mejor darse la vuelta y prestarle atención, porque esa exclamación seguro que no presagia nada bueno.

Algo así le ocurre al pequeño búho que Chris Haughton ha creado en el álbum Un poco perdido, publicado por la editorial santanderina Mil razones. La historia es para primeros lectores pero la mirada adulta podrá descubrir las dosis de ternura que contiene una narración visual que cuenta como un búho, un poco despistado, se cae del nido y cuando descubre que no sabe dónde está comienza a preguntar a todos los animales que va encontrando por el bosque hasta que termina dando con su madre.

Haughton realizó primero las ilustraciones y después pensó que tenía que añadir texto, unos párrafos apenas en los que los ¡Uy! son casi una declaración de intenciones, las que consiguen que un niño se sienta identificado con el buhito, algo desastre, pero inevitablemente simpático, y empatice con él. De trazos sencillos y color intensamente suave, la historia visual es tan potente que las escasas frases que hay son más que suficientes.

El libro ha recibido ya diferentes premios internacionales irlandeses, holandeses, británicos y estadounidenses, además del Cambridgeshire Picturebook Award, un resultado procedente de la votación de más de 6.000 niños. Un reconocimiento estimulante que seguro le empuja a seguir con su trabajo en Katmandú, lugar en el que reside y en el que colabora con diferentes organizaciones de comercio justo. Haughton es un creador comprometido con una obra también solidaria, ya que de cada ejemplar que se venda, la editorial destinará un euro a la protección de la infancia en el Tercer Mundo.

Merche Rodríguez 



Un libro ilustrado fascinante

De  la  mano  de  la  editora  Jaguar , en su colección Ilustrados,  se  encuentra  en  el  mercado  español  y  ojalá  en  el  del  área  del  castellano  en  el  mundo,  un  excepcional  libro  titulado  Zooilógico,  del  creador  gráfico  Daniel  Montero  Galán.

Con el  subtítulo  de  Bestiario  de  seres  mitoilógicos, se  señala  la  intencionalidad  que  encierran  las  ciento  veintiuna  hermosas  páginas  a  todo  color.

Estructurado  en  seis  capítulos,  que  agrupan  otros  tantos  conjuntos  de  seres  imaginarios,  el  autor  ha  recopilado  sus  trabajos  creativos  con  una  colección  de  pinturas  y  dibujos  fascinantes,  que  muestran  algo  de  su  capacidad  inventiva,  su  desbordante  fantasía   y  su  poder  de  comunicación  con  lo  extraño.

Inspirado  en  los  bestiarios  medievales  y  renacentistas,  Daniel  Montero  saca  de  su  caletre  cientos  de  expresiones  pseudos-científicas,  llenas  de  ingenio  y  buen  humor,  para  catalogar  sus  animales  maravillosos.

Los  seis  grandes  apartados  llevan  así  un  título  genérico  como  “Peludos”,  “Pajarracos”,  “Lagartejos  y  Ránidos”,  “En  Remojo”,  “Bichejos”  y  “Crujientes”,  para  en  cada  subgrupo  relacionar  y  exponer  con  su  nombre  propio,  lo  que  son  todos  y  cada  uno  de  esos  seres  tan  sorprendentes  como  divertidos.

Con  una  apariencia  ciertamente  ingenua  o  casi  naïf,  los  dibujos  y  pinturas  exponen  las  muy  agudas  observaciones  sobre  las  formas  y  comportamientos  de  los  animales,  tanto  los  imaginarios  aquí  exhibidos,  como  los  reales  existentes  en  el  planeta  Tierra  y  quizás  en  el  resto  de  las galaxias.

Y  como el  autor  no  tiene  rubor  alguno  y  sí  una  desfachatez  descomunal,  incluye  en  el  libro  siete  consejos  inapreciables  para  “Cómo  reconocer  a  un  ser  Mitoilógico”   y  así  poder  ir  recolectando  nuevos  seres  que  incorporar  a  este  primer  tratado  sobre  tales  bestias  inmarcesibles.
Un  libro  para  divertirse  y  alegrar  las  pajarillas  a  quien  se  atreva  a  hojearlo.
  

Luis Conde Martín


Rocío Carmona: “Toda la literatura es de autoayuda, todo está en los libros”



Irene tiene que leerse siete novelas de amor para poder aprobar una extraña asignatura en clase y a partir de ahí surgen las reflexiones que son parte de la trama de Gramática del Amor, primera novela de Rocío Carmona (Narrativa Singular), editora por profesión, cantante por vocación (en el grupo de Francesc Miralles, Nikosia), lectora, sobre todo de grandes historias de amor, por devoción y ahora también autora.

Un ensayo, pero también una novela, una serie de pensamientos encadenados y un repaso a algunas de las novelas románticas, de las que recoge su esencia y que son las que más han marcado a la escritora. El libro cuenta con la portada de Meritxell Ribas, experta en grattage que ya colaboró con la editorial en Tom Sawyer y Huckleberry Finn, un cofre publicado hace unos meses.

- ¿Cómo nació la Gramática del Amor?

- Es un libro poco pretencioso, con trama sencilla, pero porque la historia era así. No pretendía hacer un ensayo, pero claro, hay mucha reflexión. Antes que la historia surgió la intención de pensar sobre los primeros amores y sobre la adolescencia. Todo surgió en un momento en el que me pasaron varias cosas, entre ellas que pasé un tiempo en verano con unas chicas adolescentes y me chocó porque hacía tiempo que no convivía con gente tan joven, por lo que me sorprendió la intensidad con la que viven todo. Esto, unido a otras cosas, me hizo pensar en hablar de la primera juventud y los primeros amores, porque hay un componente de intensidad que da hasta un poco de envidia. Eso poco a poco se va perdiendo, a medida que cumplimos años todo se vuelve más moderado, y a mí me parecía que la intensidad con la que vivimos esos primeros amores y desamores es interesante de tener en cuenta. 

- ¿Se puede recuperar?

- Claro que sí, hay que intentarlo. Ya se tiene que hacer conscientemente, porque aunque con el paso de los años la gente se sigue enamorando, esas sensaciones tan intensas de amar y odiar sí se van perdiendo. Y eso se pierde. 

- La novela habla de siete obras de la literatura. ¿Cómo escogió estos libros, qué criterio siguió?

- Son 7 libros que he leído en distintos momentos de mi vida varias veces, y están ahí porque los siete me han hecho ser la lectora que soy. De uno he saltado a otro, y a otro, y son lecturas que están siempre presentes. Me apetecía hacer un pequeño homenaje a estas novelas que me han convertido en una devoradora de libros. 

- Los libros ayudan a Irene a comprender el amor y, en general, el mundo que le rodea. ¿Considera que la literatura tiene un poder terapéutico?
- Yo soy editora de libros de desarrollo personal, de autoayuda, y creo que toda la literatura es de autoayuda. Todo está en los libros. Detrás de cada uno de los libros sobre los que hablo hay una experiencia vital enorme, y estos autores la destilan en sus novelas, y vale la pena ir a buscarlos y encontrar cosas que podemos utilizar en cualquier momento. Yo que personalmente he leído estos libros en distintos momentos de mi vida, he comprendido que dependiendo de las circunstancias concretas me han aportado una cosa u otra. Esto pasa con todos los libros, no sólo con estos o con literatura romántica, o con literatura de autoayuda. 

- ¿Y escribir?

- ¡Y tanto! Cualquier actividad artística es terapéutica. Hace un tiempo unas chicas me pedían un consejo para cuando te rompen el corazón, y yo les dije que lo fundamental es tener una vía de creación artística, aunque sea hacer bricolaje. A mí me funciona: escribir, cantar… La música y la literatura son cosas diferentes, pero se parecen en eso. Yo soy cantante, y lo interesante es mezclar distintas vertientes, si las tienes, combinarlas. Es doblemente enriquecedor. 

- El título, nada más ver la novela, me llamó la atención ¿hay una gramática del amor? 

- El amor es un arte. Al igual que aprendes a pintar, se puede aprender a amar. Y como cuando aprendes a hablar un idioma, hay una parte teórica, y esa parte teórica la podemos encontrar, por ejemplo, leyendo a los clásicos. Y además está la parte práctica, que es super importante, y esa también es una de las conclusiones de la novela: está bien tener unas bases gramaticales, pero luego hay que vivir. Es como cuando estudias inglés: si no hablas…

- ¿En qué nuevos proyectos está?

- Estoy en medio de la escritura de la segunda, que también va a ser una novela romántica juvenil, más conscientemente juvenil. La gramática del amor salió así sin planteármelo, aunque al final lo están leyendo personas de distintas edades sin ningún complejo. Esta, no obstante, va a ser más juvenil, más urbana… e incluiré guiños pretendidos a La gramática del amor, para que los lectores que lo han leído y que me siguen se den cuenta. Muchos me piden que escriba algo más sobre Irene, ¡hasta me han pedido spin offs con distintos personajes!

Jara Santamaría



Aloma, joven y guapa

“Mi novio y yo nos miramos. No entendíamos nada. Los amigos de Sylvie se pasaron la noche despreciándonos solo porque éramos más jóvenes. Me sentía como si tuviera que pedir perdón por haber nacido en los ochenta, como si la edad se pudiera elegir. (…)
-No tenemos la culpa de ser jóvenes y guapos –dijo mi novio.”





Jóvenes y guapos es el segundo libro de Aloma Rodríguez, publicado por Xordica Editorial hace apenas unos meses. La autora zaragozana, joven y guapa, licenciada en Filología Hispánica, actriz y fotógrafa, acaba de presentar, en la librería de Madrid La Buena Vida, esta segunda obra, tres años posterior a su París tres.


Elena Medel, la introductora, hizo una aproximación sensible e inteligente al texto, del que destacó, entre otros muchos aciertos, el aprendizaje emocional y sentimental por el que nos conducen las páginas de Jóvenes y guapos, y el trazado de los personajes secundarios frente a la voz protagonista que nos conduce a través de un viaje poblado de enigmas cotidianos, de pruebas o exámenes que desafían nuestra capacidad de comprensión. Desde un primer relato que cierra la puerta a la infancia, Grenoble, hasta el último, Delfines, que abre el paso a una nueva madurez, Aloma nos hace partícipes del trazado de un itinerario para el que ninguna cartografía es válida:

“-¿Por qué no pedimos un mapa? –dije yo.
-Las ciudades hay que conocerlas así, por instinto, dejándose llevar –dijo Nito-. Es mejor el conocimiento espontáneo que ver lo que uno cree que tiene que ver.
Pensé que volvería a Lisboa en otra ocasión.”



Paloma González Rubio


El embrujo del fado de Carminho

Dicen de ella que es la esperanza del fado. Todavía no ha cumplido los treinta, pero eso poco importa; cuando Carminho pisa el escenario, convence, crece y deja al público sin respiración. Su paso por la sala Galileo Galilei, de Madrid, se enmarca en la Mostra Portuguesa, una semana en la que los españoles pueden conocer y acercarse a la cultura de Portugal, desde la literatura hasta la gastronomía. Pasando, claro, por la música.
El público la espera en la sala, algunos con conocimiento, otros tantos con curiosidad. Para quien no ha escuchado fado a menudo, la noche se presenta intrigante y dispuesta a sorprender. Y sorprende. En un escenario oscuro se sientan los músicos, que ofrecen las primeras notas de lo que será el concierto, y entonces, luciendo un largo vestido negro, aparece ella. La luz ilumina solo su contorno. Carminho comienza a cantar.
Su aspecto joven encierra una voz con una fuerza asombrosa, grave, “impresionante”, susurran algunos espectadores. Canta en portugués pero consigue que, por un momento, todos comprendamos su idioma. Su cante, tan pronto llanto como susurro, gira, a veces con un aspecto frágil, como si fuera a romperse. Arrastra al público, le hace partícipe. Transmite nostalgia; pero también rabia, angustia, desesperación y, a veces, alegría. No importa. El público asiente, se lo cree y canta con ella.
Son las canciones de un disco que le ha costado un tiempo sacar por no sentirse “preparada”, según ella misma explica en el concierto. Aun así, lleva cantando desde los 12 años, inspirada por la música de Lucilado Carmo, Amalia Rodrigues o Fernando Mauricio. El álbum no podía llevar otro nombre, “Fado”, como muestra de respeto hacia sus raíces y a ella misma, según afirma.
Dicen de ella que es la esperanza del fado. Pero dicen aún más. Dicen que lo reinventa. Que combina la tradición con la innovación, que funde lo nuevo y lo viejo y lo convierte en música. Por lo pronto, los que todavía estamos descubriendo el fado, aquellos que tuvimos la suerte de escuchar a Carminho como toma de contacto con la canción lusa, aplaudimos en el teatro conmocionados, sorprendidos y satisfechos. 
Jara Santamaría

 
Las pesadillas de Isabel del Río

La casa del Torreón es el segundo libro de la autora catalana Isabel del Río, una breve pero intensa novela de terror que introduce al lector en una atmósfera fantástica, agónica y fascinante, bajo el sello de La Galera
 
Me reúno con Isabel del Río en una céntrica cafetería madrileña y mientras revuelve con la cucharilla un té con limón, me cuenta su historia: Marina, protagonista del libro, cae desde la ventana de su azotea y va a parar a un mundo extraño del que no puede escapar, donde tendrá que luchar por sobrevivir y comprender su destino. Por el día, el tiempo se detiene y los humanos se convierten en caníbales. Por la noche, son las sombras las que acechan. 
 
La novela alcanza momentos de máxima tensión, manteniendo al lector en vilo en todo momento, incapaz de abandonar a la protagonista a lo largo de la aventura. La clave estriba en el argumento, inquietante, salido “de mi corazón y también de mis pesadillas”, confiesa la autora. Pesadillas de una Isabel del Río que mientras escribía la novela acababa la universidad y presenciaba confusa el mundo que se tendía ante ella, lleno de dolor y sinsentido, donde “deberíamos ser más humanos y no decir tanto la palabra humano y olvidarnos de lo que eso significa”. Un mundo, quizás, no tan alejado del ambiente asfixiante que describe en su novela: una persona perdida, sola, buscando sentido a un mundo del que no logra escapar.
Un argumento cargado, en ocasiones, de cierta crudeza, por lo que algunos lectores coinciden en que esta novela se aparta de la literatura juvenil y se acerca a la adulta. La autora, en cambio, hace memoria de los libros infantiles antiguos y recuerda que éstos siempre contenían una moraleja y que, al igual que en su libro, “no nos la enseñan con azúcar”. La Sirenita original, nos recuerda, incluía un dilema emocional tremendamente duro: la protagonista debía matar a su amor para salvarse, y optó por quitarse la vida. Los cuentos originales, reflexiona,“nos enseñan que existe la amistad, que existe el amor, pero que también existe la pérdida. No nos están engañando”
 
Los primeros comentarios sobre su libro ya empiezan a aparecer con fuerza en la red, donde algunos lectores la han comparado con plumas como Kafka y su Metamorfosis o con Lewis Carroll en Alicia en el País de las maravillas. “Cuando lo leí me puse a llorar como una magdalena, esas cosas me afectan mucho, me llegan muy hondo. Es muy bonito que te digan algo así”
 
Licenciada en filosofía, colaboradora en diversos medios radiofónicos y de la red en calidad de experta de la literatura fantástica, Isabel del Río sonríe cuando le preguntamos qué opina de este tipo de literatura. “Está despertando, y con un apogeo muy fuerte”, asegura, y apunta que además, por fin, está recuperando el prestigio que realmente merece.

Jara Santamaría 



Tom Sawyer visto desde el grattage de Meritxell Ribas

Meritxell Ribas, ilustradora catalana, ha puesto imagen a Tom Sawyer y Huckleberry Finn en la edición conmemorativa del sello La Galera por el centenario de la muerte de su autor, Mark Twain. El grattage, la original técnica que utiliza, ilustra un clásico y reinventa a sus personajes; un reto que, según afirma Meritxell Ribas, es el sueño de todo ilustrador.
Una novela como “Las aventuras de Tom Sawyer” ha tenido innumerables ediciones en el mundo, así como una adaptación cinematográfica y una serie de animación. Ribas, consciente de ello, opta por diferenciarse y hace uso de un estilo poco común en la ilustración juvenil, de ahí que sus personajes tienen estilo propio.
El grattage se basa en el dibujo sobre una plancha de madera, yeso y tinta china. El dibujante rasca con un bisturí hasta obtener la luz y la escena deseada. El resultado, una ilustración en claroscuro donde las luces y sombras juegan un papel fundamental y crean una atmósfera diferente que cuenta la propia autora.
Esta técnica no es nueva para la ilustradora, sino que ya la había utilizado en otros libros como el cómic “Frankenstein” o “Pincel de Zorro”, ambos con Sergio A. Sierra. Afirma sentirse cómoda con la técnica, y tampoco la considera demasiado costosa. Muy al contrario, si alguna dificultad planteó el trabajo, según confiesa Meritxell Ribas, fue elegir qué escenas ilustrar, de entre un libro muy visual que ofrecía infinitas posibilidades


La edición, iniciativa de la Galera para conmemorar el centenario de la muerte de Mark Twain, cuenta con los dos clásicos recogidos en un mismo estuche: “Las aventuras de Tom Sawyer” y “Las aventuras de Huckleberry Finn”, mismo formato que ya impulsó la editorial el año pasado con los libros de Michael Ende.


Texto y fotos de Jara Santamaría

El fenómeno del chico normal


Javier Ruescas tiene 22 años, estudia periodismo vive el día a día como “un chico totalmente normal”. Sin embargo, en los últimos años ha creado una de las página web más visitadas, la oficial en España de la saga Crepúsculo; ha protagonizado diversos fantrailers (o cortos) que circulan por la red y, por si fuera poco, ha publicado ya dos novelas y espera la tercera. Todo ello combinado con su carrera y con su trabajo en editoriales y de redactor en El templo de las mil puertas.
Actualmente, son muchos los jóvenes que se acercan a él, ya sea por el sitio web, ya sea por haber leído alguno de sus libros; la mayoría tiene algo en común: quieren ser escritores como él, pero no saben cómo.

“¡No es tan difícil, todo el mundo puede escribir!”, insiste. Pero sabe que gracias a sus novelas y a su continuo contacto con los más jóvenes se ha convertido en un modelo para ellos. Su tono se vuelve serio, asume su responsabilidad, y asegura que “nunca he escrito con la intención de ser un modelo para nadie, pero cada vez me lo dicen más. Si de primeras quieren fijarse en mí para animarse a intentarlo, por mí estupendo. Soy una de las imágenes más cercanas que tienen, más que cualquier escritor adulto. Pero sí me preocupa decir algo que pueda afectarles de manera negativa, he de cuidarme mucho.”
A la hora de la entrevista, en un centro comercial madrileño, Javier Ruescas espera con un café y toda su concentración puesta en un e-book. Se encuentra con mucho trabajo, pero por lo que parece, en su rutina es algo habitual. Se presenta como un chico serio, profesional, pero solo hace falta hablarle de su último trabajo para arrancarle una sonrisa. La buena acogida de sus libros: “Encantamiento de luna” y “La maldición de las musas” (ambos pertenecientes a su trilogía Cuentos de Bereth) le tiene entusiasmado. Además, su próxima novela saldrá publicado en mayo por la editorial Alfaguara.

Cuenta cómo empezó todo, y se ríe al recordarlo. “¡Es increíble!” exclama un par de veces, y no es para menos. Cuando decidió crear la página oficial de Crepúsculo, no podía ni imaginarse el fenómeno que seguiría a la saga de Stephenie Meyer. “No quería leer Crepúsculo”, confiesa, “pensaba que era un libro para chicas. Pero me lo recomendaron mucho y al final hice caso, me lo leí un día, de un tirón, en la piscina. Me gustó. Busqué si había página web en España, pero sólo había en Estados Unidos, así que decidí hacerla yo”
Según recuerda, al principio eran “cuatro gatos, nada más. Pero la cosa fue creciendo muchísimo, especialmente a raíz de las películas”. 

Ahora, la página oficial cuenta, según estima, con 87.000 personas. Ha conocido a Stephenie Meyer, la considera una amiga, y bromea al recordar que, antes de que aparecieran las películas, él con unos amigos ya le habían mostrado a la autora su fantrailer, un corto sin ánimo de lucro en el que imaginaban un tráiler para una película todavía inexistente.
Gracias a esta página captó la atención de la gente, pero la publicación de sus libros, ambos de fantasía, han provocado que cada vez se acerquen más y más a él. “La clave”, explica, “es que yo también soy joven, he crecido en este ambiente. Yo también he sido fan. Muchísimas de las personas que ahora me leen siguen siendo mis amigos. Algunos chicos se acercan a mí como si fuera una eminencia, me tratan de usted… ¡pero soy un chico completamente normal! Y me interesa que sepan que cualquiera puede llegar a ser escritor”.
Su primera novela la escribió con 11 años en casa de sus abuelos, pero apenas alcanzaba las 30 páginas. Con 15 años, consiguió ya una idea más elaborada para un libro. “Se la mandé a todas las editoriales. A las más grandes”, cuenta, con mucha espontaneidad, “después del fenómeno de Eragon, pensé que me la iban a publicar seguro, siendo tan joven. ¡Pero no!”. Claro que no se dio por vencido. Siguió escribiendo más cosas que hoy guarda en el cajón, hasta que empezó a escribir la trilogía de Bereth, “con más fuerza y más ganas”, afirma.
Si le pedimos que se imagine en un futuro, no duda: “escritor. Cada vez estoy encaminando más mi carrera hacia la escritura”, aunque también le gustaría trabajar en una editorial. La era audiovisual no le asusta, pese a que a muchos les genera desconfianzas. “El marketing de los libros cada vez se parece más al de las películas”, asegura, “la imagen y el sonido cada vez están más pegados al libro, sobre todo en el terreno juvenil; hacemos booktrailers, aparecen libros con banda sonora, las canciones que inspiraron al autor…”. La clave está, dice Ruescas, en verlo como una oportunidad y no como una amenaza, pues lo audiovisual puede acercarnos aún más a los libros y así lo asegura el propio autor (audio).

Habla con determinación, no pierde seguridad en ningún momento. Cree en lo que hace y confía en sus posibilidades. Termina su café charlando contando su innegable afición por la literatura fantástica pero sus ganas de tocar todos los palos que sean posibles. Sólo hay un campo al que sí parece querer dedicarse: la novela juvenil, un género que tiene de todo. (audio).

Por Jara Santamaría